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"Opinión"

"Algunas respuestas a Donald Trump"

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20/01/2017

    Rafael Morgan Ríos

    Dos asuntos saturan en estos días los medios de comunicación y las redes sociales: las amenazas de Donald Trump y el llamado “gasolinazo”. En segundo y tercer lugar quedó el problema de la inseguridad y el de la presencia de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia organizada. El problema está en que el Gobierno Mexicano está como pasmado ante las declaraciones antimexicanas del ahora Presidente de Estados Unidos; como que no se encuentra por dónde enfrentar las amenazas y las acciones con las que Trump logró que varias empresas norteamericanas cancelaran inversiones en México para llevárselas a su país, además de que con sus declaraciones ha desestabilizado la economía mexicana ahuyentando la inversión extranjera directa, depreciando al peso frente al dólar y poniendo en entredicho el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Los exabruptos de Trump lo han llevado a atacar también a China y Europa, que tienen más y mejor capacidad de respuesta que la que pueda tener México.
     
    Ante este panorama, el Gobierno Mexicano debería estar en negociaciones con Canadá, el otro miembro del TLC, que de seguro también se va a ver afectado con la revisión y probable cancelación del TLC. Los puntos de interés de Canadá y México tal vez no sean los mismos, pero es seguro que hay varios en los que se coincida para defenderlos entre los dos países.
     
    El Gobierno Mexicano debería estar acercándose a varios países de Europa como Alemania, Francia y España para reforzar la situación de las empresas e inversiones de esos países en México, empresas que, por cierto, están en México por los ahorros en costos y otras ventajas, pero el objetivo final es la factibilidad de exportar a Estados Unidos que constituye el mercado más atractivo. El ejemplo de Volkswagen y de BMW es muy claro al respecto. 
     
    El Gobierno Mexicano debería estar ya en acercamiento con el Gobierno Chino, no solo para promover las inversiones chinas en México, sino para estimular el intercambio comercial y para establecer un tratado de libre comercio aprovechando el enorme mercado chino para los productos mexicanos y facilitar la presencia de empresas chinas que están a la búsqueda de oportunidades de inversión.
     
    El Gobierno Mexicano debería estar buscando acercamiento económico con otros países asiáticos como Japón, Corea del Sur, Singapur, etc., con los que también podría celebrarse tratados de comercio y de inversiones mutuas. Empresas como Toyota, Nissan, Hyundai, Kia, Samsung, etc., lo agradecerían. 
     
    El Gobierno Mexicano debería mejorar e incrementar el comercio y las inversiones con los países de Latinoamérica. Se tendría que buscar ventajas económicas mutuas con Brasil, Argentina, Chile, etc., que de seguro las hay.
     
    Tal vez ninguna de estas propuestas por sí solas solucionen o sustituyan el problema de un endurecimiento de Estados Unidos, pero el conjunto de ellas pudieran dar un panorama diferente.
     
    El Gobierno Mexicano debería iniciar un nuevo programa de sustitución de importaciones de productos provenientes de Estados Unidos, o bien promover el consumo de productos nacionales. Ya en las redes sociales circula la exhortación a no consumir productos hechos en ese país. Sin embargo, habría que tener cuidado pues muchas empresas norteamericanas están en México dando trabajo a mexicanos y pagando impuestos a México, aunque producen artículos con marcas de Estados Unidos.
     
    Habría que iniciar programas de convencimiento para que los ciudadanos mexicanos no vacacionen en Estados Unidos y que no inviertan o envíen capitales a ese país. Es de reconocerse el intento de lograr que se regresen capitales que, por cualquier motivo se fueron para allá, por lo que es necesario se otorguen más facilidades fiscales.
     
    Algunas de estas medidas son de defensa de la economía del país, aunque pudieran verse como represalia, pero en cualquier caso, una “guerra comercial” propiamente no le conviene a México, pues no se tendría la fuerza económica suficiente. Ya como represalia, el licenciado Salvador Reding propone que México expulse del país a todos los agentes de la DEA, la CIA, del FBI y otras policías que pululan por todo México buscando narcotraficantes, terroristas y otros delincuentes. Estos agentes extranjeros actúan en México a la sombra, fuera de la ley, pues generalmente están armados; constituyen la primera línea de defensa de Estados Unidos para descubrir probables actos de terrorismo y delincuencia.
     
    Muchas de estas ideas pueden ser de difícil aplicación, pero se tendrían que intentar por lo menos para mandar mensajes a la sociedad de que el Gobierno de México tiene respuestas y algunos recursos por utilizar.
     
     

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