Impresionante que en lo que va de las campañas electorales en Sinaloa, sumen un total de cinco casos en que los candidatos de diferentes partidos, a cargos de elección popular, hayan solicitado protección.
Sí impresiona, pero no es algo que sorprenda.
Lo peor es que no se necesita un contexto nacional, por el asesinato de candidatos y dirigentes, porque en Sinaloa tiene sus propios casos.
Apenas en marzo, previo al inicio de las campañas, el secretario general del Partido Acción Nacional en El Fuerte, Román Quezada, fue asesinado.
El hecho fue el clímax de la violencia en este proceso electoral, pues según el Instituto Estatal Electoral de Sinaloa reveló que se han reportado 40 candidatos que renunciaron a su registro, debido a las amenazas
La autoridad especificó que son 31 candidatos del Partido Verde los que han renunciado, ocho de Morena, seis del Partido del Trabajo, cuatro de Movimiento Ciudadano, tres del Partido Encuentro Social, dos por la coalición Fuerza y Corazón por Sinaloa y uno más del Partido Revolucionario Institucional.
También se reveló que el mayor número de renuncias se reportaron desde Elota, con 15 casos; Navolato, Guasave y Cosalá con seis cada uno; Mocorito y Escuinapa con tres cada uno; Ahome, Culiacán y San Ignacio con dos cada uno; y Mazatlán, Juan José Ríos y Sinaloa, con una cada uno.
La lista de personajes que pidieron protección la inició la dirigente estatal del PAN, Roxana Rubio Valdez; el aspirante a la Senaduría por el Partido del Trabajo, Jesús Estrada Ferreiro; y Bárbara Fox Mora, candidata trans a una diputación por el distrito 02 por Movimiento Ciudadano.
Luego se sumaron Héctor Melesio Cuén Ojeda, candidato a una diputación federal por representación proporcional con el PRI; Marcos Antonio García Espinoza, candidato a una diputación local por la coalición Fuerza y Corazón por Sinaloa.
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