Conciliación, un camino

    Es bueno que se hable de Mazatlán y que se ponga en la conversación pública como el destino turístico que es, aunque ahora, solo se ha limitado a un conflicto que no debería haber ocurrido, si las autoridades hubieran actuado

    El tema de Mazatlán y la petición que hicieron regular el sonido en el transporte público y la música en vivo en la zona de playa ha sido tema de conversación en los últimos días, a nivel nacional.

    Y como ocurre con muchos temas, uno que se cuenta a medias comienza a generar una escalada de desinformación que poco abona a encontrar soluciones a un problema real.

    Pero además, empieza a generar también una conducta xenofóbica de parte de algunos mexicanos hacia una comunidad que hasta ahora no se ha pronunciado.

    Una parte del sector empresarial planteó a las autoridades la necesidad de regular el uso del sonido en el transporte público, por el alto volumen en que lo operan, así como la operación de las bandas en la zona de playa.

    Sí, es verdad que a muchos de los que llegan a Mazatlán les gusta el ambiente que se arma y eso los hace regresar una y otra vez. Pero hay otros a quienes no. Y también está bien. Y entonces alguien habló de los visitantes estadounidenses y entonces se vino una andanada de críticas hacia ellos.

    Pero la desinformación fue escalando de nivel y de reclamos y de posicionamientos y lo que fue una petición de regular el sonido, ha llegado a una situación en que las posiciones están encontradas.

    Y aquí, quienes deberían actuar para hacer valer el orden y sobre todo, conciliar entre las partes y encontrar una solución al conflicto, han guardado silencio.

    Las autoridades en sus diferentes niveles están obligadas a hacer valer lo que las leyes y sus reglamentos establecen, pero puede conciliar para que todos los interesados lleguen a un acuerdo. Y en lo que ocurre en Mazatlán, hasta ahora, ninguna de ellas ha actuado.

    Es bueno que se hable de Mazatlán y que se ponga en la conversación pública como el destino turístico que es, aunque ahora, solo se ha limitado a un conflicto que no debería haber ocurrido, si las autoridades hubieran actuado.

    Ojalá que haya tiempo para conciliar y que el resultado deje satisfechos a músicos, transportistas, empresarios, vecinos y también los turistas. Nada cuesta intentarlo.

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