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Luto

Padre Claudio, el presbítero que sirvió en varias misiones

La última fue como párroco al frente del templo San Pablo Apóstol

“Todos nos vamos a morir, pero yo me voy a morir primero porque soy más viejito que ustedes”, decía constantemente el Padre Claudio Mejorado Márquez en sus sermones, en los que llamaba a estar siempre preparados para ir al encuentro del Señor.

Nadie tomaba en serio sus palabras, porque se le veía sano y muy activo.

Fue el Domingo de Ramos, 28 de marzo, cuando empezó a sentirse decaer, aparentemente lo habían tratado por dengue días antes, y fue internado: le diagnosticaron Covid-19, el Jueves Santo ya estaba grave y falleció este viernes 16 de abril.

Padecía una enfermedad cardiaca que lo obligaba a usar un marcapasos.

El Padre Claudio Mejorado ofrecía sermones muy didácticos, en los que ligaba las fechas y acontecimientos de acuerdo a como lo exponían los diferentes evangelistas o San Pablo, con sus cartas.

Siempre recalcó que la fiesta más grande de los Cristianos, de los Católicos, no era el nacimiento de Jesús, que sí era importante, sino la Semana Santa, donde nació la Iglesia, donde Dios entregó a su Hijo para redimir a la humanidad.

“¿Cuáles son los mandamientos de Jesús? Dos, ámense unos a otros como yo los he amado: aquí no hay venganzas, resentimientos, rencor, a los hermanos hay que amarlos como Cristo nos amó a nosotros, a los que nos hacen bien, y a los que nos hacen el mal. ¿Cómo podemos pedirle a Dios por los que nos dañan? Señor, te pido que hagas tu voluntad en fulano que es mi enemigo, no le estamos deseando mal, estamos pidiendo por él”, expresó en uno de sus sermones.Ese día, habló de la formación del discípulo, en tres etapas que todos deben atravesar: sentirse amado de Dios, cumplir los mandamientos de Dios, permanecer en el amor de Dios.

Y, como formador de discípulos, Claudio Mejorado impulsó grupos tradicionales e innovó otros, de tal forma que en la parroquia había Legión de María, Pastoral Juvenil, Ministros de Eucaristía, Ministros de la Palabra, Catequesis Infantil, Catequesis de Adultos, Adoración Nocturna, Adoración Perpetua, Misioneros de Esperanza, las dos últimas implementadas por él, de hecho, era el guía espiritual de la Adoración Nocturna Mexicana.

Para la Adoración Perpetua, hizo construir una capilla para exponer al Santísimo de manera permanente.

Durante su estancia en la Parroquia de San Pablo Apóstol impulsó la construcción de un salón de pláticas, una cocina, el bardeado del templo y la jardinería, para ello se organizaban desayunos, rifas, kermeses.

Impulsó los matrimonios colectivos y las procesiones del Santísimo por las calles para motivar la espiritualidad de la comunidad, promovió la defensa de la fe y también las visitas a centros de rehabilitación.

Y no todo era trabajo, también gustaba que los parroquianos convivieran entre sí, por lo que organizaba viajes a lugares cercanos.

Atendía de manera cercana, junto a quien durante muchos años fue capellán de San Pablo Apóstol, el Padre Pedro Ontiveros, las capillas que pertenecían a la Parroquia, en las colonias Jaripillo, Hogar del Pescador, Valles del Ejido, Renato Vega, San Antonio y San Francisco.

Según versiones de las servidoras del templo de San Pablo Apóstol, el Padre Claudio, como se le conocía, pidió ser sepultado a un lado de la capilla que hizo construir para la exposición permanente del Santísimo.

Lo hizo durante la última reunión que sostuvo para organizar las actividades de Semana Santa, de las que ya no participó salvo la misa del Domingo de Ramos.

Y su última voluntad será cumplida. Sus cenizas descansarán en el Templo de San Pablo Apóstol.

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