Sin supervisión externa especializada sobre policía y fuerzas armadas jamás llegará la seguridad

    Todos los días se habla de la seguridad, la justicia y la paz sin que tengamos idea sobre cómo se usa la fuerza pública. Es un sinsentido que la inmensa mayoría ni siquiera ubica como tal, reduciéndose una y otra vez el tema al escándalo del momento.

    Múltiples colectivos de la sociedad civil están haciendo un esfuerzo cada vez mayor hacia la construcción de coaliciones amplias que logren agendas comunes de incidencia, enfocadas en una lista más corta de temas, pero a la vez con más valor estratégico. La noticia es extraordinariamente importante porque puede representar el paso hacia una nueva etapa en la capacidad de la sociedad civil para influir sobre las decisiones a favor de la seguridad, la justicia y la paz. En mi concepto, la gran mayoría de la llamada clase política y los gobiernos actuales y los que vienen solo tomarán decisiones en verdad diferentes si reciben mucho mayor presión hacia el cambio.

    Menos temas, pero con más valor estratégico; se dice fácil, pero implica decisiones mayores nada sencillas. Si revisamos las recomendaciones que las organizaciones de la sociedad civil, la academia, organismos públicos internacionales, agencias de cooperación y el periodismo de investigación nacional e internacional han construido en estos temas, al menos las últimas dos décadas, nos encontramos con centenas de ellas, muchas ampliamente fundadas en la investigación, la evidencia y la experiencia nacional e internacional comparada.

    De cara al siguiente relevo presidencial yo tengo bien documentada la práctica reiterada por parte de los gobiernos entrantes, consistente en hacer a un lado todas o la gran mayoría de esas recomendaciones, sin justificar la decisión. Quizá podemos hablar de centenas de informes enfocados en la mejora de las políticas públicas en seguridad, justicia y paz que ni siquiera han sido leídos por quienes en posiciones de autoridad pueden tomar decisiones concretas hacia el cambio sugerido.

    En el más reciente Cafecito sereno del Programa de Seguridad Ciudadana (PSC) de la Ibero CDMX, tres especialistas en seguridad ciudadana, policía y militarización de la seguridad pública me confirmaron que no tienen evidencias sobre el grado de cumplimiento del capítulo IX de la Ley Nacional del Uso de la Fuerza, apartado intitulado Informes del Uso de la Fuerza.

    Con la información disponible podemos afirmar que en general no se elaboran los reportes pormenorizados del uso de la fuerza, no se utilizan los dispositivos tecnológicos para “registrar audiovisualmente” el uso de la fuerza letal y tampoco se cumple el mandato de hacer accesible este material para investigaciones, todo esto ordenado en el capítulo citado.

    Pero tampoco hay contrapesos de vigilancia, monitoreo y fiscalización formales e informales que empujen sistemáticamente hacia el cumplimiento de estas disposiciones. Resultado, todos los días se habla de la seguridad, la justicia y la paz sin que tengamos idea sobre cómo se usa la fuerza pública.

    Es un sinsentido que la inmensa mayoría ni siquiera ubica como tal, reduciéndose una y otra vez el tema al escándalo del momento. Las tareas policiales civiles y militares entonces quedan lejos del auténtico control del uso de la fuerza, dejadas a márgenes amplísimos de autonomía política y operativa en la gestión del más delicado de sus poderes.

    Por eso es posible afirmar que jamás tendremos seguridad si no controlamos esto y no lo haremos sin robustecer los sistemas internos y externos de control; es aquí donde aparece la posibilidad de las entidades externas de supervisión especializada.

    La Secretaría de Seguridad Ciudadana, el Consejo para la Seguridad y la Justicia, ambos de la CDMX, y el Programa de Seguridad Ciudadana de la Ibero CDMX avanzan hacia la posible creación de un mecanismo de este tipo. En evento reciente, Cameron McEllhiney, directora ejecutiva de la Asociación Nacional para la Supervisión Civil de Policía en Estados Unidos, nos explicó: Calculamos que hay 250 agencias de supervisión civil en Estados Unidos.

    Es una estimación porque a menudo nos enteramos de otras nuevas. Al mismo tiempo, hay quienes están saliendo de la lista. Por ejemplo, se acaba de aprobar una nueva ley estatal en Florida que eliminará 21 agencias de supervisión. Yo diría que se han creado unos 50 desde el asesinato de George Floyd. Las otros 200 es un número que nos llevó casi 100 años alcanzar. En cuanto al número de las que están en proceso, estamos hablando constantemente con nuevas ciudades y condados que buscan implementar supervisión de alguna forma. Yo diría que NACOLE está trabajando con unas 15 jurisdicciones que están trabajando para establecerse y unas 15 más que son nuevas y las estamos ayudando con la implementación.

    Hasta cuándo deberemos esperar a que México tenga su propio proceso de ensayo y error. Insisto, sin irrupción de medios especializados de control externo sobre las instituciones armadas civiles y militares la seguridad jamás llegará. Estoy completamente seguro.

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    @ErnestoLPV

    Animal Político @Pajaropolitico

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