Seguridad pública 2024-2030: la incertidumbre

    Nadie quiere hablar de incertidumbre en medio de campañas electorales. Todo lo contrario, compiten en buena medida por ver quién ofrece más certeza, no necesariamente porque hay propuestas que convencen sino porque hay personas que convencen. Pero mirando tres décadas de elecciones ya no me queda duda alguna: quizá los peores desatinos en seguridad y justicia vienen precisamente de quienes, al ganar la elección, creen tener las soluciones claras y así cometen el más grave y costoso de todos los errores: auto encerrarse.

    Las candidatas y el candidato a la Presidencia no tienen una propuesta suficiente de cara a la crisis de violencias, delincuencia e impunidad. En realidad, creo que nadie la tiene; no creo que haya persona u organización en el sector público o privado que tenga esa propuesta suficiente.

    La mayoría entiende que quien busca el voto debe decir que todo lo tiene bien claro; yo creo que es al revés: lo más honesto sería reconocer que no es así y ofrecer, desde luego además de ideas concretas que fijen un rumbo, una oferta seria orientada a construir diálogos y acuerdos, justamente a partir de la certeza de que nadie por sí solo conoce la salida a la crisis en toda su complejidad.

    Ya lo sé, nadie quiere hablar de incertidumbre en medio de campañas electorales. Todo lo contrario, compiten en buena medida por ver quién ofrece más certeza, no necesariamente porque hay propuestas que convencen sino porque hay personas que convencen. Pero mirando tres décadas de elecciones ya no me queda duda alguna: quizá los peores desatinos en seguridad y justicia vienen precisamente de quienes, al ganar la elección, creen tener las soluciones claras y así cometen el más grave y costoso de todos los errores: auto encerrarse.

    En las elecciones de 2018 nadie ofreció militarizar la seguridad pública, en realidad se ofreció lo contrario y sin embargo el candidato ganador inmediatamente hizo aquello por lo que nadie votó. Recordar esto es importante por al menos dos razones: primero, en las elecciones no es posible saber qué de lo que se ofrece es auténtico y qué no; segundo, habiendo llegado México al control militar total de la seguridad pública federal y luego de haberse instalado la hegemonía ideológica del militarismo por decisión presidencial unipersonal, ahora nada de lo que las y el candidato ofrezcan en el tema -o nada de lo más relevante- transitará al margen de la influencia militar.

    Antes de las elecciones, al parecer los militares ya están buscando influir en la selección del siguiente titular de la Sedena. De ser esto cierto, merece una discusión aparte la gravedad que supone la operación política de instituciones armadas alineadas a una de las partes en competencia. Esto implicaría no solo un apoyo militar al gobierno en turno sino, más allá, una posible articulación político-electoral en contravención del más importante de los atributos de la Sedena: su carácter de órgano de Estado.

    Entonces la incertidumbre que percibo tiene dos causas: primera, el y las candidatas a la Presidencia no cuentan con las herramientas de interpretación y construcción de propuestas suficientes para abarcar la enorme complejidad de lo que a mi parecer debería nutrir un acuerdo de Estado para la reconstrucción en seguridad y justicia. Así me lo confirma, por ejemplo, la ausencia en sus plataformas de un compromiso estratégico vinculado a los desarrollos nacionales e internacionales de última frontera, asociados a las buenas prácticas soportadas en la comprobación con base en la evidencia.

    Segunda, el margen de decisión de la próxima presidencia habría sido reducido en una proporción quizá mayor, una vez que la inercia expansiva militarista habría trastocado la subordinación al ejecutivo federal y por tanto sus alcances para imponer el control político sobre el sector castrense.

    No es serio dejar de reconocer que una Presidencia tras otra ha venido ofreciendo algo que no pudo cumplir: recuperar la seguridad y la justicia. Se han hecho reformas sin parar por décadas y ahora se ofrecen muchas más; lo mínimo necesario es preguntarnos si quienes quieren conducir el país cuentan con auténticas teorías de cambio.

    Si no cuestionamos todo esto, entonces me pregunto para qué son las elecciones.

    -

    @ErnestoLPV
    Animal Politico / @Pajaropolitico

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!