El tiempo de Cuaresma, que estamos por finalizar, conduce a la celebración de la Semana Santa. Como sabemos, su periplo comienza el Miércoles de Ceniza y concluye el Jueves Santo. Se trata de un periodo especial en que se nos pide convertirnos en peregrinos de esperanza que recorren ese prolongado periodo de purificación, ascetismo y renovación.
En su mensaje para la 61 Jornada de Oración por las Vocaciones, el Papa Francisco invitó a reflexionar sobre el sentido y significado de ser peregrinos, así como en la necesidad de tener claro el destino y deshacerse del lastre que no permita navegar ligero:
“Pero, ¿qué significa ser peregrinos? Quien comienza una peregrinación procura ante todo tener clara la meta, que lleva siempre en el corazón y en la mente. Pero, al mismo tiempo, para alcanzar ese objetivo es necesario concentrarse en la etapa presente, y para afrontarla se necesita estar ligeros, deshacerse de cargas inútiles, llevar consigo lo esencial y luchar cada día para que el cansancio, el miedo, la incertidumbre y las tinieblas no obstaculicen el camino iniciado”.
Bergoglio especificó: “De este modo, ser peregrinos significa volver a empezar cada día, recomenzar siempre, recuperar el entusiasmo y la fuerza para recorrer las diferentes etapas del itinerario que, a pesar del cansancio y las dificultades, abren siempre ante nosotros horizontes nuevos y panoramas desconocidos”.
Por tanto, precisó: “Así, nuestro caminar en esta tierra nunca se resuelve en un cansarse sin sentido o en un vagar sin rumbo; por el contrario, cada día, respondiendo a nuestra llamada, intentamos dar los pasos posibles hacia un mundo nuevo, donde se viva en paz, con justicia y amor. Somos peregrinos de esperanza porque tendemos hacia un futuro mejor y nos comprometemos en construirlo a lo largo del camino”.
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