Al percibir el título de esta columna, tal vez pensemos que estamos un poco desfasados en las festividades y el calendario; sin embargo, nos permitimos precisar que, según la leyenda, fue el 21 de abril del año 753 a.C. cuando se fundó la ciudad de Roma y la oficializó el Emperador Claudio en el 47 d.C.; por tanto, se cumplieron 2 mil 777 años de su fundación, la cual es conocida como “La Navidad de Roma” (Il Natale di Roma). Cabe precisar que Natale, en italiano, significa Navidad, pero también hace referencia al día del nacimiento (como en español hablamos de natalicio, sobre todo cuando conmemoramos a algún prócer de la Patria).
El aniversario de Roma se celebra con diversas ceremonias, actos, eventos, desfiles, exposiciones, conciertos, espectáculos y representaciones escénicas, en los alrededores del Circo Máximo, Coliseo, Foro romano. Foros imperiales y otros espacios históricos de la ciudad, además de que muchos museos ofrecen la entrada gratuita. Una de las representaciones se titula “Ab urbe condita” (La fundación de la ciudad), que hace referencia a la obra del historiador Tito Livio, quien llamó así al primer libro de su historia.
Un fenómeno único es el que se aprecia ese día, exactamente a las 12 del mediodía en el edificio del Pantheon de Agripa, pues la luz solar se filtra por el óculo de la cúpula e ilumina las pesadas puertas de bronce, como si fuera un gran reflector. Este fenómeno dura dos minutos y cincuenta segundos, tiempo que era aprovechado por el Emperador para cruzar el umbral y empapar su figura con los reflejos de la luz del sol.
Hoy, nos asombramos de cómo se puede predecir un eclipse, mientras que los antiguos podían, ya, hacer esos cálculos con absoluta precisión.
¿Celebro los natalicios?
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