Heridas, miedos y compulsiones

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    Desde el momento de la concepción, el ser humano se encuentra sujeto a influencias que pueden marcar su vida, estas marcas las llamamos ‘heridas’. Estas heridas provienen de situaciones negativas durante la gestación, el nacimiento, y los primeros años de vida.
    I. Introducción

    Desde el momento de la concepción, el ser humano se encuentra sujeto a influencias que pueden marcar su vida, estas marcas las llamamos “heridas”. Estas heridas provienen de situaciones negativas durante la gestación, el nacimiento, y los primeros años de vida.

    Actividad: Reflexiona sobre las circunstancias de tu nacimiento y los primeros años de tu vida. ¿Crees que alguna situación pudo haber dejado una herida en ti?

    II. ¿Qué son las heridas?

    Las heridas son experiencias traumáticas que impactan nuestra identidad y formación emocional. Estas pueden surgir de la falta de satisfacción de nuestras necesidades psicológicas básicas, como la necesidad de ser reconocido, amado y valorado. Además, estas heridas pueden ser causadas por excesos, como la sobreprotección.

    III. ¿Cuándo y cómo se producen las heridas?

    Las heridas se gestan principalmente desde el seno materno hasta la adquisición del uso de razón, alrededor de los 7 años. Sin embargo, se puede ser especialmente vulnerable en el área sexual hasta la adolescencia. A continuación, presentamos una serie de situaciones que pueden causar heridas:

    - Falta de reconocimiento de identidad

    - Falta de amor incondicional

    - Abandono o negligencia

    - Falta de contacto físico adecuado

    - Falta de confianza y credibilidad

    - Sobreprotección y/o falta de estímulo para el desarrollo

    - Comparaciones con otros

    - Falta de un rol dentro de la familia

    - Inseguridad y falta de un entorno estable

    Actividad: ¿Identificas alguna de estas situaciones en tu infancia?

    IV. Agentes provocadores de heridas

    Los principales agentes que pueden generar heridas son la mamá, el papá y los hermanos. No necesariamente se refiere a los padres biológicos, sino a quienes desempeñaron ese rol.

    V. Heridas, miedos y compulsiones

    De las heridas surgirán miedos básicos y de cada miedo, surge una compulsión específica. Esta compulsión está relacionada con cada uno de los tipos de personalidad del Eneagrama.

    Además, las heridas son el punto de partida para la culpa original, un sentimiento arraigado de que hay algo intrínsecamente malo en uno mismo. Este sentimiento es reforzado por los mecanismos de defensa que generamos inconscientemente para protegernos de más daño. Sin embargo, estas defensas pueden generar compulsiones y reacciones desproporcionadas que agravarán la herida inicial.

    Actividad: ¿Puedes identificar algún miedo o compulsión que pueda haber surgido de una herida temprana en tu vida?

    VI. Conclusión

    Reconocer nuestras heridas, miedos y compulsiones es el primer paso para poder sanar. A través de la comprensión de cómo nuestras experiencias tempranas han moldeado nuestra personalidad y nuestros patrones de comportamiento, podemos empezar a hacer cambios que nos permitan vivir de una manera más saludable y satisfactoria.

    El eneagrama puede ser una herramienta útil para entender cómo nuestras heridas han influido en nuestros tipos de personalidad y cómo estas personalidades pueden estar alimentando nuestros miedos y compulsiones. Al identificar estas conexiones, podemos comenzar a desentrañar nuestras defensas y enfrentar nuestras heridas.

    Actividad final: Reflexiona sobre lo que has aprendido en esta sección. ¿Cómo crees que las heridas de tu pasado han influido en tus miedos y compulsiones actuales? ¿Qué cambios podrías hacer para enfrentar estos desafíos? Escribe tus respuestas en tu cuaderno de trabajo.

    VII. Aplicando el aprendizaje

    Finalmente, la mejor forma de aprovechar este aprendizaje es mediante la aplicación en la vida real. Intenta identificar los momentos en que surgen tus miedos y compulsiones. ¿Puedes rastrearlos hasta las heridas que los originaron? Si puedes, prueba a afrontar estos miedos de forma consciente, y observa si esto te ayuda a gestionar tus compulsiones de manera más efectiva.

    Recuerda, el proceso de sanación lleva tiempo y requiere paciencia. No te juzgues a ti mismo si encuentras dificultades. Cada paso que tomes, no importa cuán pequeño sea, te acerca a una mayor comprensión y aceptación de ti mismo.

    Actividad de seguimiento: Durante la próxima semana, mantén un diario de tus miedos y compulsiones. Trata de identificar cuándo y por qué surgen, y registra cualquier progreso que hagas al tratar de gestionarlos.

    Este viaje de autodescubrimiento y sanación no es fácil, pero con el tiempo y el esfuerzo, puedes aprender a lidiar con tus heridas, miedos y compulsiones de una manera más saludable. Estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino.

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